lunes, 13 de julio de 2020

El Lenguaje de la visión (y 3)

Para concluir esta serie de entradas sobre el lenguaje de la visión, basadas en el libro homónimo de 1944 del profesor, pintor y diseñador húngaro György Kepes, reseñaré lo que él llama el campo psicológico de la organización plástica de la imagen. Es importante destacar que Kepes afirma que en torno a nuestros ojos se produce un caos de formas, colores y sensaciones visuales; la realidad está fragmentada, y para poder lograr que la imagen se convierta en un mensaje, se debe organizar el caos. En primer término hay un campo visual, aquel accesible a nuestros ojos, y que puede verse como tridimensional. El campo gráfico es la reducción y delimitación a confines definidos de ese campo visual tridimensional.

Para la composición de los signos en el campo visual deben tomarse en cuenta estos factores:

  • Las fuerzas espaciales
  • Las tensiones
  • El equilibrio dinámico
  • La unidad
  • Las normas perceptivas

Para Kepes, la imagen visual es un ente vivo, que es capaz de transmitir mensajes efectivos, con signos y estructuras bien utilizadas, siempre que la organización plástica en el campo visual se la adecuada. Siendo así, la representación visual debe seguir un proceso de elaboración basado en lo que él llama los elementos del lenguaje de la visión. Estos son los signos, sus condiciones, sus características y sus relaciones entre ellos y con el campo visual.

Para el campo de la visión, la perspectiva es fundamental, así como el contraste. El espacio es el lugar donde coinciden los signos y sus contenidos, generando el mensaje. Pero los signos, tienen estas características internas: El color, el peso, la masa, las tonalidades y el volumen, que son son los que codifican y transmiten la información. Todas esas cualidades se estudian desde el campo de la percepción de la psicología de la Gestalt. En el libro, se analizan extensamente estas propiedades.

Con el manejo de todos esos elementos compositivos y signos del lenguaje gráfico, se construyen imágenes, tanto fijas como en movimiento, que producen un discurso visual. Para Kepes, la expresión basada en la comprensión de la estructura dinámica de las imágenes visuales, es fundamental para ajustar nuestro pensamiento al proceso comunicacional. Es aquí donde los signos y la semiótica intervienen.

Finalmente, el libro concluye con un postulado referido a lo que él llama una "iconografía dinámica". La experiencia visual va más allá de la comprensión de estas cualidades y relaciones de los elementos compositivos de las imágenes. Dice:"Cada configuración visual encierra un texto significativo, suscita asociaciones de cosas, de acontecimientos; crea reacciones emocionales y conscientes". Y termina afirmando que la organización plástica, que es el sistema del orden, se combina con el todo significativo, que proviene del caos, formando un todo expresivo, válido para el arte, la publicidad o la comunicación.   



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