Establecer una epistemología de la estética digital implica definir la estética de forma que abarque más que el juicio estético y que la apreciación de la belleza. De hecho, se debe producir un diálogo entre la filosofía, la tecnología y el arte, y requiere considerar una serie de factores interrelacionados. Para los efectos de este blog, la definición de estética va más allá de la noción de lo bello y se enfoca en el conjunto de elementos estilísticos y temáticos que caracterizan a un determinado autor o movimiento artístico, más allá de las ideas de belleza y gusto ligadas usualmente a lo que se llama comúnmente estética.
Ahora bien; por una parte, la epistemología es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento: sus orígenes, naturaleza, métodos y límites. Por otro lado, la estética se ocupa de la belleza, el arte, la experiencia sensible y la percepción, o mejor aún, aquello que permite identificar esos elementos. Entonces podemos marcar algunos puntos clave para establecer una epistemología de la estética digital.
Primero, definir el objeto de estudio: ¿Qué entendemos por estética digital? ¿Se limita a las obras de arte creadas con software o abarca también la experiencia estética que se genera a través de interfaces digitales? ¿Cómo se relaciona con el estilo? ¿Cuáles son los elementos distintivos de la estética digital?
Respecto de esta última pregunta podemos destacar la interactividad, la inmersión, la generación algorítmica, la virtualidad, entre otros, como características que la diferencian de la estética tradicional y le otorgan un estilo e identificación específicos.
Para esto entonces hay que analizar los procesos de creación y recepción. ¿Cómo se crean las obras de arte digitales? ¿Qué herramientas y técnicas se utilizan? ¿Cuál es el papel del artista en este proceso? ¿Cómo se perciben y se interpretan las obras de arte digitales? ¿Qué papel juega el espectador en la construcción del significado? ¿Cómo influyen los contextos culturales y sociales en la interpretación?
Esto permite explorar las nuevas formas de conocimiento y preguntarse: ¿Qué tipos de conocimiento se generan a través del arte digital? ¿Cómo se relacionan con los conocimientos tradicionales? ¿Cómo el arte digital desafía nuestras nociones de realidad y representación? ¿Qué implicaciones tiene esto para nuestra comprensión del mundo? Estas interrogantes ayudan a formular esa epistemología de la estética digital.
Finalmente es conveniente considerar las dimensiones éticas y sociales. ¿Cuáles son las implicaciones éticas de la creación y consumo de arte digital? ¿Cómo afecta la privacidad, la identidad y las relaciones sociales? ¿De qué manera la inteligencia artificial está afectando la creación artística y estilística contemporánea? ¿Cómo el arte digital puede ser utilizado para fines sociales y políticos? ¿Cuál es su potencial para transformar la sociedad?
En próximas publicaciones desarrollaré las respuestas a algunas de estas cuestiones y veremos cómo se puede establecer una epistemología de la estética digital y, consecuentemente, de la ciberestética, que es la estética de lo digital en el ciberespacio.