Abraham Moles, el ingeniero y teórico de la información que nombré en la publicación anterior, desarrolló un concepto clave en el estudio de la comunicación visual: la "iconicidad". Para Moles, la iconicidad se refiere al grado de similitud que existe entre una imagen y el objeto que representa. En otras palabras, mide qué tan fielmente una imagen reproduce las características visuales de su referente en el mundo real. Este concepto abarca algunos puntos diferenciables que establecen lo que él llama "grados de iconicidad".
El primero es el Grado de referencialidad. Moles define la iconicidad como el "grado de referencialidad" de una imagen. Esto significa que la iconicidad indica cuánto se parece una imagen a aquello que representa.
Luego está la Escala de iconicidad. Propuso una escala decreciente de iconicidad. En esta escala, los niveles más altos corresponden a imágenes que se asemejan mucho a la realidad (como una fotografía), mientras que los niveles más bajos corresponden a imágenes más abstractas (como un símbolo).
Finalmente tenemos la Relación inversa con la abstracción. Un aspecto fundamental de la teoría de Moles es que la iconicidad es inversamente proporcional a la abstracción. Cuanto más icónica es una imagen, menos abstracta es, y viceversa.
El concepto de iconicidad es esencial para comprender cómo funcionan las imágenes en la comunicación. Nos ayuda a analizar cómo las diferentes representaciones visuales transmiten información y significados. Es una medida de la similitud entre una imagen y su referente real, y es un concepto clave para entender cómo las imágenes comunican significados.
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