martes, 5 de junio de 2012

Alberti y la estética del primer Renacimiento

León Battista Alberti (1404-1472), arquitecto y multifacético artista italiano, escribió muchos textos críticos y analíticos de la obra que se producía en su tiempo. El paso del siglo XIII al XIV implicó en la Europa medieval un fuerte cambio en la forma de vida, cambio seguramente impulsado por una suma de factores económicos y naturales que influyeron en la actividad de los pueblos y sus costumbres. En este sentido es notable el paso del Gótico al Renacimiento, que va a implicar un nuevo modo de ver las cosas, en particular el arte. Es en este período cuando se comienza de nuevo a escribir y a analizar el arte y sus condiciones de aplicación, retomando los patrones de los clásicos.


Hombre de Vitruvio

Vitrubio, arquitecto romano y autor de “Los diez libros de arquitectura” en el siglo I d.C., es revivido como referencia, y dado que el orden y los cánones que se desarrollan en 1400 son de origen greco-romano, sus enseñanzas van a influir grandemente en los tratadistas del Renacimiento. En particular sobre León Battista Alberti, quien escribiese libros sobre la forma de entender y realizar las diferentes manifestaciones artísticas de la época. En particular tres obras, “De Pictura” (1436), “De Statua” (1451), y “De Re Aedificatoria” (1452), en los que se pueden descubrir las nociones estéticas de este primer Renacimiento italiano, desde su punto de vista.


En estos libros, sobre todo en el último, que es obra de su madurez, nos dice Alberti lo que considera debe ser considerado bello, agradable y propio, no solo en la arquitectura sino en el arte en general. En ese sentido, resume Raymond Bayer sobre la estética definida por Alberti: “La definición de la belleza está muy claramente expresada: es la concinnitas, es decir, una cierta conveniencia razonada en todas las partes. Es la armonía, la perfección” (Bayer, pág. 105). Claro, esta definición implica valores positivos y negativos, puesto que no está claro qué es la “perfección”. Más aún, trata de ser objetiva, tal como lo intentaron los aristotélicos. Sin embargo un aporte nuevo de Alberti es su posición de ver la obra artística como un todo orgánico y vivo.


Santa María Novella en Florencia

Uno de los aspectos revolucionarios de sus planteamientos es su contraposición a la visión estética medieval. Una obra de arte es, para Alberti, no un elemento dentro de un sistema teológico, sino una obra independiente, propia en sí. Y en ese sentido, libera a la belleza de su fin. Más aun, ya no es lo bello como útil (a lo aristotélico), ni lo bello agradable (a lo tomista), sino lo bello como búsqueda de la perfección. Una forma era retomando la antigüedad clásica. Esto va a ser característico del Renacimiento.

Los libros de Alberti tuvieron gran influecia a lo largo del Renacimiento, especialmente en Leonardo Da Vinci y en los arquitectos del Quattrocento, como Brunelleschi, Serlio o Michelozzi. Y durante siglos fue tomado como referencia del pensamiento que hizo resurgir el mundo de la antigüedad en la Europa de los últimos 500 años.


León Battista Alberti

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