Como ya hemos visto en publicaciones anteriores, el cine ha tenido mucho que ver con el establecimento de lo que llamamos estética digital. Y es la película TRON de los estudios Disney, de 1982, un hito en el establecimiento de esa estética. Lo más notable es que coincide con el lanzamiento de los discos compactos, que son el primer producto masivo con la tecnología de compactación de información. Pero luego hubo muchas otras películas que fueron ayudando a establecer los parámetros de este tipo de film. Lo interesante es que hay muchos estilos, por lo que es un género que se destaca por su multiplicidad.
Hay pelíclulas que son 100% de animación, en tanto otras combinan realidad y virtualidad. Tal es el caso de la segunda parte de TRON, justamente, que como la primera combian ambas tecnologías. Esta secuela, llamada TRON LEGACY ("Tron, el legado"), no tuvo tanta repercusión como la primera, a pesar de que la tecnología de 28 años después permitió muchísimos efectos especiales mejor logrados que los de la original.
En esta segunda parte actúa tambien Jeff Bridges, quien según la trama ha estado perdido durante 20 años, y ahora su personaje juega un papel mas bien ambiguo. Dirigida por Joseph Kosinski, y producida por Steven Lisberger, quien fuera el director de la Tron original, contó con muchos más recursos pero con menos originalidad. De hecho no tuvo un gran éxito (curiosamente la de 1982 tampoco, sólo fue reconocida algunos años después, convirtiéndose luego en una película de culto), pero tuvo el mérito de revitalizar algunos efectos que ahora digitalizados lucen muchísimo más.
Esta segunda parte recibió críticas por la inconsistencia del guión y las pobres actuaciones, y aunque fue presentada con la tecnología 3D, no logró el impacto esperado. Sin embargo tuvo algunas nominaciones y ciertos premios en los festivales de cine. Estaba prevista una tercera parte, pero tras este fallo... quien sabe...
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