En 1985, la zoóloga y filósofo estadounidense Donna Haraway, profesora de Historia de la Conciencia en la Universidad de California, Santa Cruz, EE.UU., publicó un "Manifiesto Ciborg", en el cual establecía las bases de lo que debía ser el tratamiento igualitario entre hombres y mujeres más allá de su sexualidad natural, cuando ésta se viera afectada por intervenciones cibernéticas. Lo primero que ella es definir qué es un ciborg.
Haraway parte de su conocimiento científico y asume una posición como observadora y testigo de una tendencia en la sociedad finisecular que hace hincapié en la tecnología como hecho masculino. En Un Manifiesto Ciborg, entonces, ella usa la idea de "ciborg" para defender una estrategia política que conjugue los intereses aparentemente disimiles del socialismo y el feminismo. Según esta visión, define el “ciborg” en cuatro elementos. Un ciborg es: a) un organismo cibernético; b) híbrido de máquina y organismo natural; c) una criatura con realidad social vivida; d) relacionada con la ficción científica.
En este ensayo, Haraway también aborda las formas de feminismo populares durante los años 1980. En su posición de feminista postmoderna argumenta en contra de las teorías que declaran identificar una causa o constitución de identidad de género sobre la base del patriarcado atávico universal. Es decir, según ella, esas posiciones que históricamente excluyen a las mujeres, y las segregan de las “mujeres reales” o las representan como inferiores.
Y eso ella lo extrapola al mundo de la ciencia en la figura del ciborg, que es visto como un ente masculino, que en sus manifestaciones tecnológicas sólo acentúa sus rasgos de fuerza y rudeza sino que en su mentalidad sólo ve conflictos de poder militaristas. En realidad el concepto contemporáneo de ciborg ha cambiado, pero hace treinta años aún había una modelación estrecha de lo que serían estos organismos cibenéticos.
El feminismo presente en el texto de Haraway está enfocado no hacia la denuncia, sino a una nueva concepción de la aproximación tecnológica de la sociedad. Para ella la fusión de ser humano y máquina reúne en un mismo cuerpo el mecanismo y el organismo, la naturaleza y la cultura, y debe ser un símbolo viviente de la diversidad.
P.D.: Usamos la grafía CIBORG en vez de CYBORG, que es la de habla inlgesa.
Estimado profesor, entiendo que la grafía Cyber es tan válida en español como en inglés, porque la misma proviene directamente del griego (como lo denuncia la i griega que contiene) y por consiguiente es una raíz perfectamente válida. Estuve leyendo en torno a ese tema en el libro "El genio del idioma" de Alex Grijelmo.
ResponderEliminarEduardo, mucísimas gracias por tu comentario, y me alegra que estos detalles despierten interés. Ciertamente "cyber" viene del griego, pero hemos españolizado el término, usando el sonido que mejor corresponde al idioma. En la página 135 del Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia de la Lengua Española, en su edición de 2005, en su apartado para la palabra "ciber-" como elemento compositivo prefijo, dice que "debe evitarse su escritura con la grafía anglicada cyber". Y señala sus múltiples usos: cibernética, cibercafé, ciberarte, ciberespacio, cibernauta, todos con la i latina. De nuevo te agradezco tu comentario, porque me ayuda a la precisión de lo que escribo. Un ciberabrazo.
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