Una de las ideas que más enfoques ha tenido en el último siglo es la que se conoce como "ilusión estética". Muchos autores han manejado este concepto, desde Ernest Gombrich hasta Jean Baudrillard, pasando por Ernst Kris y Pierre Bordieu. Curiosamente es una idea muy manejada por los psicoanalistas, y hoy tiene mucha vigencia porque la realidad virtual y la ciberestética magnifican esta ilusión estética. Podemos decir que se trata del efecto catártico y delusor del hecho artístico. Es decir que la obra de arte produce una vana recreación de la realidad que hace sentir al espectador una identificación por liberación ante el fenómeno artístico que percibe. Se produce la ilusión de participar, de compartir un hecho, sin formar parte de él. Una pintura nos permite contemplar un fragmento de lo real, sin involucrarnos, pero afectando nuestra sensorialidad. En una película, en una obra de teatro nos incorporamos de manera ilusoria a la acción, y esa apreciación estética es sintestética, que involucra nuestros sentidos y nuestro inconsciente, permitiendo una liberación. Baudrillard por su parte hace una interpretación contrapuesta en su texto "La ilusión y desilusión estéticas", señalando que el arte finisecular posmodernista ha transformado esta percepción de manera trivial, una posición bastante polémica, como veremos en una próxima publicación.
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