miércoles, 7 de diciembre de 2016

Cultura y sociedad líquida

Una breve parábola describe cómo las criaturas terminan acostumbrándose a hechos y situaciones que son finalmente mortales, de las que se evadirían en circunstancias normales, pero que tal como se desarrollan hace que no se pueda reaccionar a tiempo: el cuento de la rana hervida. Si ponemos a hervir una olla con agua, y dejamos caer en ella una rana, ésta inmediatamente saltará para salvarse de morir cocinada. Pero en cambio si la ponemos en la misma olla, pero el agua esta a temperatura ambiente, la rana se quedará tranquila en el agua. Procedemos entonces a calentarla de a poco, y la rana no saltará; se sentirá cómoda y se irá adaptando. Se sube la temperatura muy lentamente y   la rana seguirá allí, acostumbrándose, hasta que llega un momento en que el agua está a punto de hervir, y la rana ya no tiene capacidad de reaccionar. Hierve el agua, y la rana muere cocinada.

Esta metáfora se emplea para mostrar cómo las sociedades pueden ser sojuzgadas por regímenes o gobiernos que en principio pretenden ser salvadores, pero que luego van asfixiando y sometiendo a la población a formas de represión, dominación y destrucción. No sé cuán cierta será la parábola, no sé si realmente la rana se dejará cocinar, y no sé a cuáles regímenes se puede referir esta metáfora. El hecho es que esa idea de un líquido que envuelve a la sociedad y la paraliza, se refleja en una propuesta teórica que busca explicar algunas de las condiciones paradójicas que parecen dominar nuestra realidad social actual. Es la llamada teoría de la "sociedad líquida", que tiene uno de sus pilares conceptuales en las ideas de "modernidad líquida" propuestas por el sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman (nacido en 1925) hacia finales del siglo XX, y que intentan explicar los acontecimientos implícitos en la globalización, en contra de la posmodernidad.

Esa sociedad líquida forma parte de una llamada modernidad tardía, que es una forma de caracterización de las actuales sociedades globales altamente desarrolladas, como continuación (o extensión) de la modernidad, en lugar de una nueva era enunciada por la posmodernidad. Esa sociedad líquida está marcada por las economías capitalistas globales, con su privatización creciente de servicios y la revolución de la información. Otros autores también manejan la idea de una modernidad líquida (en vez de posmodernidad o modernidad tardía), y enfrentan los hechos de manera más dramática. Las sociedades líquidas son llamadas así por ser indefinidas, por ser maleables, por presentar un estado fluido y volátil, sin valores demasiado sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos y relaciones humanas. Lo que antes eran nexos potentes ahora se han convertido en lazos provisionales y frágiles. Las diversas ideas de sociedad líquida también abarcan posiciones políticas que varían según quien las propone. Ahora bien, es cierto que esas definiciones presentan variaciones entre los autores que las plantean, en general se refieren a un conjunto similar de fenómenos y pueden, de este modo, ser entendidas conjuntamente. Esa idea de modernidad líquida implica una cultura también líquida, masiva e informe, que genera a su vez una "vida líquida", sin determinaciones ni valores fuertes, aplastada por la pasividad y la fuerza de la sociedad de consumo. En la próxima publicación haré otras apreciaciones sobre la cultura en esta sociedad líquida actual.


4 comentarios:

  1. Hola Alejandro. Hace algún tiempo, me llamó la atención el concepto de hombre que encierra esta teoría, que yo lo llamaba algo así como Homo Infinitus, precisamente por esa entrega del hombre a un fluir indiscriminado que lo incita a romper barreras o límites. Hurgando un poco sobre el Homo infinitus me topé con este nombre: Ramón Llull (de la época medieval, por cierto) quien estudió la fe como un acto de ´creo en lo que comprendo´, más que ´creo en lo que me dices que debo creer´, para lo cual buscó dar sus explicaciones teorizando a través de la combinación arte, ciencia y religión. En fin, me parece que entendí la teoría del tiempo líquido del modo opuesto a tu visión. Trataré de comprenderte.
    Saludos amigo.

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  2. Disculpa, es Magda Guédez. Salió a nombre de mi hijo jejejeje

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    1. Magda, en este mismo blog nombré alguna vez a Raimundo Lulio, Raymond Llull, desde el punto de vista de la semiótica. Es interesante lo que señalas, y debo aclarar que publico esto sin tomar partido, solo a modo didáctico e informativo.

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    2. Y gracias por comentar aunque sea con el nombre de tu hijo :D

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