En la publicación de ayer señalé el origen del término y del concepto de "panóptico", y cómo se refiere éste al mecanismo de vigilancia total desde un solo punto visual. Es algo así como verlo todo, vigilarlo todo, controlarlo todo. Si bien es una idea del siglo XVIII, modificada y actualizada en los siglos XIX y XX, no es sino hasta que Michel Foucault en su libro de 1975 Vigilar y castigar, que el panóptico se entiende como un método eficaz de control ya no sólo carcelario sino social en general.
La mediación social acrecienta la capacidad de ver, de controlar, de vigilar. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, junto con la activa presencia de las cámaras de vigilancia en las ciudades, donde todos ven y son vistos a la vez, aumentan el sistema panóptico. Todos esos dispositivos se convierten en complejos y poderosos aparatos de vigilancia panóptica, que observan el flujo del comportamiento de las personas.
En este panoptismo global, las fronteras en el ciberespacio se diluyen, formando diferentes modelos de estado. Se perfila un estado mundial, con su propia policía, con su propio tiempo, que se va convirtiendo en algo relativo y virtual, casi irreal. Se pierde la noción de qué es real y qué no. La Web posibilita la interconexión entre millones de personas, sea cual sea su origen, sexo, raza o nación. Ello implica un nuevo modelo de control. Este modelo de supervisión toma fuerza en el mundo desde los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, y con el crecimiento de las redes sociales y la internet, tenemos una capacidad enorme de vigilancia. El panóptico deja de ser un hecho puntual para convertirse en un fenómeno global. Es, realmente, ver todo. ¿Con qué consecuencias?
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