viernes, 9 de octubre de 2020

Arte, disfrute e interpretación

En su libro de 2007, Interpretar el arte, la historiadora de arte española, María Bolaños, aborda un tema atractivo: la relación entre comprender e interpretar el arte, para disfrutarlo y apreciarlo. Parte de una afirmación del filósofo español Ortega y Gasset, que dice que cada persona quisiera que las cosas se amoldaran a sus formas y deseos, por lo que cuando un artista logra obras que se amoldan a esos deseos, el hombre se siente feliz. Por lo tanto, señala Bolaños, haciéndose eco de esa idea, el arte está asociado a palabras como deseo, felicidad o secreto, porque el espectador descubre ahí aquello que un artista ha logrado y que refleja sentimientos ocultos. 

Hay así una felicidad implícita en el mirar, el contemplar,  que es la que impulsa al arte y al artista. Pero ese placer es indisociable de otro sentimiento, la necesidad de comprender. Según Bolaños, toda la gracias del arte está en eso, porque la obra de arte, en su presencia, nos hace señas, nos sda pistas, nos inspira. "Tras la sencillez de su presentación material -afirma- nos deja atisbar un mundo de significados internos e interminables". Se puede pasar de una admiración a una internalización. Comprender el argumento propio de la obra, incorpora un dramatismo que mueve al espectador, que se siente, de alguna manera, llamado por lo que percibe. 

Esto conlleva a una apetito por saber más, es decir, comprender e interpretar.  De hecho, comprender implica interpretar. Bien lo decía el diseñador italiano Bruno Munari, cuanto más sabemos más vemos. Por esto, el conocimiento conlleva al placer, a la capacidad interpretativa, al acceso a aquellas cosas tal vez no evidentes que nos ha querido decir el autor. Eso es parte del disfrute. La obra no puede entenderse aislada del autor y sus circunstancias, la época, el lugar, las rezones y sus consecuencias. Más allá de la belleza, del afecto, de la emoción sensorial, está también la realidad que genera las acción artística. La calidad expresiva, el contenido, el momento, si se interpretan debidamente, producen otra satisfacción que se suma a la del disfrute placentero. Es aquel momento en que reaccionamos en nuestra intimidad ante la presencia del lienzo, de la pintura, de la escultura, de la obra multimedia.  

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