martes, 27 de octubre de 2020

Vanguardias viejas y vanguardias nuevas (1)

En un breve texto publicado en 1975, La vanguardia del siglo XX: lo viejo y lo nuevo, el filósofo, historiador de estética y profesor polaco, Stefan Morawski (1921-2004), autor del importante libro Fundamentos de Estética, de 1977, afirma que durante las primeras tres cuartas partes del siglo XX pueden apreciarse dos formas de vanguardia estética, que llama "viejas" y "nuevas". Estudiando obras de diversos artistas de entre 1900 y 1970, descubrió que podía agrupar sus obras en dos grandes grupos, amarrados a las tendencias a las que respondían en un momento determinado. 

Estos grupos a su vez tenían que ver con cada período histórico, antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Al primer grupo, que consideró además como consecuencia del Impresionismo, lo llamó "Vanguardia vieja", y al otro, surgido luego de 1945, "Vanguardia nueva". Morawski encontró que, a pesar de que entre 1890 y 1940 hubo varias propuestas estéticas diferentes (el período de los "ismos"), hubo algo que las caracterizó por igual: la identidad de la obra con el artista. 

Esto viene a partir de que el Impresionismo dejó de ser un movimiento colectivo unitario, para ser identificado con cada pintor: Van Gogh, Gaugain, Cezanne. Estos cambiaron el rumbo del Impresionismo e inspiraron tendencias que, a principios del siglo XX, se fundamentaron en movimientos alrededor de ciertas figuras relevantes. Esto es válido para el Cubismo, el Fauvismo, el Abstraccionismo, el Expresionismo, el Suprematismo o el Surrealismo.  

Morawski afirma que esas vanguardias no perdieron un aspecto romántico, que venía desde el Renacimiento: el culto al artista. El creador es una especie de demiurgo que en su inspiración descubre realidades ocultas, que él devela como revelación de su tiempo. Otra cosa interesante es que, si bien estos artistas viven de la venta de sus trabajos, aún no forman parte de una gran "industria" mercantil, donde los "marchantes" dominan la escena. El gusto terminaba siendo el patrón de negociación.

Esos artistas de la "Vanguardia vieja" tampoco ponían restricciones a la hora de exhibir sus obras. Muchas exposiciones mostraban pinturas de diferentes tendencias, todas juntas. Esta forma de exhibición mixta permitía la comparación y la polémica, cosa que alimentó durante esos años el desarrollo creativo de los autores. Este elemento positivo va a cambiar después de 1950, cuando ya el mercado del arte empieza a establecer unas nuevas reglas. 

La "vanguardia nueva" se va a encontrar con un mundo diferente tras la Segunda Guerra, y sus condiciones y características cambiarán. Si bien algunos de los artistas de una pasarán a la siguiente, la realidad del arte va a ser otra. Una de las cosas que va a cambiar radicalmente, según Morawski, es el concepto de belleza, por lo que estas vanguardias tardías son las que van a establecer una ruptura mayor con las visiones estéticas clásicas. Eso es lo que veremos en la próxima publicación.

Georges Braque

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