Uno de los pensadores más notables e importantes que formó parte (indirectamente) de la llamada Ilustración Europea del siglo XVIII fue Inmanuel Kant. Nacido en 1724 en la antigua Prusia (hoy Alemania), destacó como científico y filósofo, y es probablemente la figura más destacada del Idealismo Alemán. Escribió la “Crítica de la Razón Pura”, “Crítica de la Razón Práctica”, y “Crítica del Juicio”, entre otros textos claves de la filosofía occidental.
Justamente en su “Crítica de la Razón Pura” desarrolla el concepto de Estética Trascendental, que trata justamente sobre lo que puede llamarse “ciencia de la sensibilidad”. El empleo del término Estética en Kant difiere del uso que hizo Baumgarten del mismo término, en cuanto a ciencia de lo bello. El uso de Kant es en realidad más fiel a la etimología (aisthetike, que viene del griego aisthesis, que significa sensación, sensibilidad) pero el de Baumgarten tuvo mejor aceptación.
En todo caso podemos ver que ambos pensadores se refieren a una ciencia de las sensaciones, que tienen que ver con las percepciones, los valores y las idealizaciones, aunque en el caso de Kant hay una inclinación hacia los procesos individuales, en tanto para Baumgarten hay siempre una valoración colectiva de la belleza. La Estética Trascendental supone que, a pesar de la naturaleza receptiva de la sensibilidad, existen en ella unas condiciones previas que nos permiten conocer, mediante el entendimiento, los objetos dados por el sentido externo (intuición). Estas condiciones son el espacio y el tiempo. Esta concepción no está ligada necesariamente a las ideas de belleza.
La Estética Trascendental es entonces una forma de comprensión de los fenómenos, relacionados con la capacidad sensible de cada individuo. Naturalmente esta concepción se desarrollará más profundamente a lo largo del libro. Dice Kant: “El concepto trascendental de los fenómenos en el espacio es una advertencia crítica de que en general nada de lo percibido en el espacio es una cosa en sí, que el espacio es además una forma de las cosas; los objetos en sí nos son completamente desconocidos y lo que llamamos cosas exteriores no son más que representaciones de nuestra sensibilidad”. Es así como la Estética Trascendental constituye el primer estadio de conocimiento del sujeto, y que tiene directa relación con la percepción sensible de objetos de la experiencia.
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