El filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900), en su libro de 1889, "El ocaso de los ídolos" (o también "El crepúsculo de los ídolos"), hace una reflexión sobre lo feo y lo bello, y contribuye a establecer la disyuntiva entre el análisis subjetivista de la estética versus el estudio objetivo de lo estético. Se ha considerado que la posición de Nietzsche en este sentido es relativista, puesto que para él lo verdaderamente bello es el ser humano, pero así mismo cree que nada es feo, excepto el hombre que se degenera, y sobre esa idea esboza el juicio estético. Aunque sugiere otra problemática cuando plantea que en términos fisiológicos, todo lo feo debilita y entristece al hombre. Le recuerda la decadencia, el peligro y la impotencia. Ante lo feo el hombre pierde energía. Vale la pena destacar una cita de ese libro:
Puede que una ligera sospecha le susurre al escéptico al oído: ¿Está realmente embellecido el mundo porque el hombre lo considere bello? El hombre lo ha humanizado: eso es todo. Pero no hay nada en absoluto que nos garantice que el hombre suministre el modelo de lo bello. ¿Quién sabe qué aspecto ofrece el hombre a los ojos de un juez más elevado del gusto? ¿Le resultaría atrevido, quizá risible, o tal vez un poco arbitrario?
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