Andrew Keen es un escritor y analista británico-estadounidense que lleva años escribiendo sobre la web, internet y el mundo digital, desde un punto de vista crítico y hasta pesimista. Ha publicado varios libros: "Sharing is a trap" ("Compartir es una trampa"); "The cult of the amateur" ("El culto por lo amateur"); y "Digital vertigo: An Anti-Social Manifiesto" ("Vértigo digital: un manifiesto anti-social"). En este último, publicado este año, cuestiona el uso que de la web 2.0 se hace hoy en día, con un exceso de publicaciones inútiles, narcisistas, sin fondo y sólo autoreferenciales.
Dice: “Our billions of confessional tweets and narcisistic updates is invading the
sacred precincts of private and domestic life”. O sea, los miles de millones de tweets que son confesiones íntimas y actualizaciones narcicistas están invadiendo los precintos sagrados de nuestra vida doméstica y privada. Realmente lo que señala Keen es interesante, puesto que se desvirtua el valor natural de lo que deben ser los medios 2.0. Nos inundamos de estados que nada trascienden, de hecho, nada dicen salvo detalles inútiles de la vida de cada quien.
De igual manera la exposición que uno hace de su propia intimidad no es sólo peligrosa sino desvalorizante, puesto que deja al desnudo cualquier mérito que nuestros actos pudieran tener. Eso es lo que está produciendo el mundo virtual: un vértigo de sobre exposición (más allá de la famosa sobrecarga informativa o "Information Overload"). Es la autoviolación a nuestra privacidad. Es válida entonces la crítica que hace Keen a este vértigo digital que nos lleva a un inútil torbellino de atosigamiento y esclavitud comunicacional.
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