El texto que se escribe en las plataformas multimedias suele estar ligado al hipertexto, que es un medio de conexión e interrelación entre los mismos textos y otros contenidos. En esencia es una escritura no secuencial, puesto que permite interconexiones en el tiempo y en el ciberespacio entre distintos asuntos y mensajes. Es un medio informático que relaciona justamente información verbal y no verbal.
Con el hipertexto tenemos una nueva clase de relación capaz de aglutinar en sí mismo diversos soportes (papel, material magnético, material óptico, etc.) y que pueden ser reproducidos en estos mismos soportes. También se entremezclan las morfologías usadas en el mensaje: documentos y archivos textuales (libros, revistas, artículos, folletos), gráficos (dibujos, mapas, planos, infografías, gráficos animados), iconográficos (iconos, diapositivas, fotografías, cuadros), sonoros (música, sonidos de todo tipo, programas de radio) y audiovisuales (películas, vídeos, programas de televisión), tridimensionales (objetos plásticos y de realidad virtual), informáticos (programas, aplicaciones, archivos legibles por ordenador) y multimedia (combinaciones de varios de los códigos anteriores). Todo se enlaza mediante el hipertexto, constituyéndose así una nueva clase de documento o hiperdocumento llamado hipermedia.
Visualmente (y sensorialmente) los textos o hipertextos (no son lo mismo) digitales son percibidos de manera diferente que los que se leen en el mundo analógico. El soporte papel o sustrato físico tradicional influye en la lectura. La tipografía, el color, la diagramación hacen que haya una percepción estética diferente y propia en las interfaces que además va más allá del espacio usual de los contenidos. Esto es lo que hace que si estética sea propia y difirente: sus cualidades, que son típicas del ciberespacio.
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