Una de las formas de entender el número áureo φ (phi) es ver cómo se usa en obras de arte y arquitectura para desarrollar proporciones y equilibrio visual. El número 1,161803398874... que sigue hasta el infinito, resulta de una ecuación matemática sencilla que responde a una construcción geométrica igual de simple que sale de la relación entre un segmento a y uno b que guardan una proporción basada en el cuadrado y el rectángulo que de el deriva.
La geometría resultante y sus secuencias son muy comunes en la naturaleza y de alguna forma demuestra una relación estable entre las partes que nos entrega una sensación de belleza y buena conformación. Es por esto que desde antiguo se ha manejado esa proporción que se llama dorada por ser brillante y justa en sus resultados. También se le dice "divina proporción" por suponer que Dios la ha aplicado en el mundo natural. Hay ejemplos de su uso en todas las culturas y les épocas, aunque es a partir del Renacimiento cuando se racionaliza y emplea más sistemáticamente. Algunos estudios psicológicos y perceptivos han demostrado que la percepción de la belleza radica en la proporción áurea. Por ende, aquello que matemáticamente más se aproxime a fi, se percibirá como más bello y perfecto. Ésta noción de belleza y perfección es aplicable a estructuras arquitectónicas, pinturas, partituras musicales, fractales y personas.
El desarrollo del rectángulo áureo en proporción con su cuadrado originario también va a generar una secuencia matemática que produce una especial sensación de equilibrio y regularidad que se asume básica en toda forma de belleza. Esa serie que la explicó sistemáticamente el matemático italiano Fibonacci se llama justamente la Serie de Fibonacci que veremos en la publicación de mañana.
Me encanta. La proporción áurea es interesantísima y, además, muestra otra belleza: la de los números. Aunque ando en otra onda en este momento de mi vida, cosas como esta me hacen recordar mi otrora amor apasionado por las matemáticas.
ResponderEliminar