El segundo estadío de las tres épocas de la imagen según Régis Debray -que sirven de referencia para entender la actual cibersesfera- es la grafosfera, que comienza con la expansión del uso de la imprenta de tipos móviles inventada por Johannes Guttemberg. Aunque la imprenta como forma de reproducción es mucho anterior al siglo XV, puesto que ya en China se usaba un método similar en los que se entintaba una superficie para replicar los grafismos en materiales de sustrato (como telas o cueros) tan lejos como 500 años antes de Cristo. En los inicios de la cultura romana también se desarrollaron formas similares a la imprenta, y luego en China Tsai Lun en el año 105 d.C. inventa el papel de pulpa de madera, que va a servir como patrón regular de soporte para este sistema.
Pero en el mundo europeo es en la segunda mitad de la centuria de 1400 cuando la imprenta permite la rápida reproducción de libros y textos, y en pocas décadas cundieron máquinas de impresión en muchos países centroeuropeos. Esa nueva forma de difusión cambió también las formas de percepción, en particular de las imágenes, puesto que los textos ocuparon un nuevo lugar, dejando a la representación vidual como una expresión artística definida.
Esa concepción del arte como expresión que se va a consolidar con la expansión del Renacimiento italiano, es la que crea esa grafosfera que se refiere al espacio de comunicación que llaga hasta la mitad del siglo XX. De hecho Debray dice que la grafosfera llega hasta la aparición de la TV en colores. En este período la imagen es una cosa, es un objeto con su peso social propio y se resalta su estética, la belleza como factor determinante. A diferencia de la imagen en la losgosfera, cuyo valor religioso era trascendente, aquí su valor es de identificación. Cautiva y enseña. Aún hoy quedan resabios de esa grafosfera (o grafósfera) que influyen en la ciberesfera contemporánea.
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