Uno de los autores más conocidos que trabaja la idea de signo es el filósofo italiano Umberto eco (1932-2016), quien justamente tiene un libro de 1973 titulado Signo, en el que trata las diversas ópticas con las que se estudia este hecho. En ese texto explica, mediante una historia sencilla, el uso y el significado que le da una persona a los signos, dependiendo del contexto y el lugar donde se encuentre. Los signos pueden variar, en función del lugar, por el significado que le dan las personas; pero siempre funcionan como tales, en toda cultura. Quizá se piense que solo se usan signos en las ciudades y que en zonas aisladas lejanas no, pero no es así. El signo se usa en todos los lugares, desde que el hombre es hombre. Signos podemos ver en todos lados, en las señales de transito, en las tonos del celular, en la manera de hablar de las personas, en la moda. El signo, según Eco, abarca toda manifestación cultural que implique pensamiento.
Este proceso de elaboración, estudio, comprensión y construcción de signos es a lo que se refiere la semiótica. Para Eco, en términos académicos la semiótica no puede ser considerada como una disciplina, ni aun como una división, sino quizás como una escuela, como una red interdisciplinaria, que estudia los seres humanos tanto como ellos producen signos, y no únicamente los verbales. Por lo tanto, el estudio de un sistema específico de signos es usualmente llamado “semiótica de”. Por ejemplo, la lingüística es una semiótica del lenguaje verbal; hay, también, una semiótica de las luces de tráfico y una semiótica de la imagen. esto se refiere entonces al la relación idea-objeto, y su representación o sustitución aliquid pro aliquo. La de que los conceptos o ideas son signos es muy antigua. Se puede asumir que algo sucede así en nuestra mente, que podemos llamar proceso semiótico. Por lo tanto, la mente ¡es un asunto semiótico!
René Magritte |
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