Como vimos en las dos publicaciones anteriores, las interacciones individuales forman sistemas de comunicación, bien sea entre personas de un mismo grupo, o de personas con el grupo, de manera que se afecten parcial o totalmente. Es así como Paul Watzlawick explica estos niveles como interacción horizontal y vertical, y sistemas abiertos o cerrados. Para el caso de la comunicación humana, los sistemas abiertos son los más comunes, puesto que formamos parte de distintos ambientes pero no todos los acontecimientos comunicacionales nos afectan en un momento determinado.
En ese escenario Watzlawick habla también de sistemas interactivos estables, aquellos cuyas variaciones permanecen en límites establecidos. Esto sucede en los casos de relaciones estables, como en las parejas, en las familias, en las amistades, en los grupos afines. En toda comunidad los participantes se ofrecen entre sí definiciones de su relación, donde cada uno trata de determinar la naturaleza de esa interacción.
En resumen, se describe la interacción humana como un sistema de comunicación caracterizado por las propiedades de los sistemas generales. Se tiene al tiempo como variable, los niveles de sistemas y subsistemas, las relaciones de totalidad en condición horizontal y vertical, y factores como la retroalimentación, que es el mecanismo de equilibrio por respuestas. Los sistemas interaccionales se consideran, en consecuencia, el espacio natural para el estudio pragmático a largo plazo de los fenómenos comunicacionales.
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