Su construcción comenzó bajo el gobierno de Pericles, y representa los ideales helénicos que fueron consolidándose tras siglos de expansión del mundo griego. Sus arquitectos fueron Ictino y Calícrates, pero seguían las ideas de quien fuera el más famoso escultor y arquitecto griego de esa época: Fidias. Las esculturas de los frontones, hoy muchas de ellas en el Museo Británico de Londres, muestran el enorme grado de habilidad y expresividad que habían alcanzado los artistas partenopeos, y han servido de modelo estético y de belleza a cientos de generaciones posteriores de amantes del arte clásico.
El edificio, con su geometría sencilla, con sus columnatas rítmicas, con su volumetría elegante y eficiente, tuvo una gran influencia en todas las culturas occidentales, sobre todo porque representó la suma perfecta de lo que la civilización griega había venido acumulando en sus distintas expresiones. Pensado para contener la gran estatua de Atenea Parthenos hecha por Fidias, el Partenón estaba constituido por dos espacios, uno para el culto abierto público y otro para las actividades propias de quienes administraban el templo.
Está construido casi enteramemte en mármol blanco, y esa estética le ha dado un aire especial, siendo lo más curioso que los griegos pintaron todas las superficies y las esculturas, por lo que el color que apreciamos en la actualidad no es con el que originalmente fue concebido. Hoy en día el Partenón está parcialmente destruido, puesto que pasó por varias vicisitudes en los últimos dos mil años. Aún así, ha sido una de las obras que ha modelado el lenguaje clásico de la arquitectura y sigue estando en nuestro imaginario como sublimación de la belleza occidental.
Vista general de la Acrópolis de Atenas con el Partenón |
El Partenón |
Planta del edificio |
Corte y reconstrucción |
Fachada principal |
Vista lateral de El Partenón |
No hay comentarios:
Publicar un comentario