La fecha de hoy, doce de diciembre de dos mil doce, es curiosa porque es la última vez en este siglo en que van a coincidir el número del día con el del mes con las dos últimas cifras del año: 12-12-12. Ya había pasado una vez por año en cada año de esta década. 01-01-01, 02-02-02... etcétera. Esta casualidad me recuerda el síndrome del Y2K: el paso del 31-12-1999 al 01-01-2000. Iban a pasar muchos inconvenientes digitales e informáticos... y al final no pasó nada. Aquí igual... Y peor el 21-12-12, que tiene los mismos números. Lo interesante no es el fin del mundo, que ha debido suceder un montón de veces en la historia de la civilización humana (y no ha pasado aún), sino la relación que el número genera en la percepción de las gentes. Claro, las gentes para los cuales este calendario rige sus ritmos, porque ni para los árabes, ni los judíos, ni los chinos... ni más de la mitad población del mundo este 12-12-12 significa nada. En todo caso, aquí es más una curiosidad que un fenómeno de trascendencia. Una curiosidad que se ha difundido como nunca gracias al ciberespacio...
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