miércoles, 27 de enero de 2016

Arte interactivo orgánico

Los franceses Christa Sommerer y Laurent Mignonneau, son dos de los artistas más reconocidos e innovadores dentro del panorama internacional del Media Art y el Arte Interactivo. Desde 1993 están experimentando con formas artísticas no tradicionales, que incorporan no sólo tecnología sino a seres vivos, que incluyen al mismo espectador. Lo más curioso es que suelen trabajar con elementos naturales u orgánicos (plantas, insectos) para componer sus obras multimedia. Sus más relevantes producciones son piezas participativas, vinculadas al estudio de los sistemas vivos: Eau de Jardin, Phototropy, Life Spacies II, Mobile Feelings y A-Volve, presentadas en exposiciones en varios países en los últimos 22 años.  

Han trabajado juntos en el desarrollo de numerosas obras interactivas que involucran objetos reales como interfaz, desarrollando gran parte de su obra en colaboración con laboratorios científicos. Phototropy de 1995-97 ("Fototropía"), por ejemplo, es una instalación interactiva cuya producción habla de la metamorfosis de la vida, uniendo mediante mecanismos técnicos, la vida artificial con la vida real de los visitantes. Consiste en una habitación donde hay una proyección sobre una de las paredes y una linterna (objeto real) a disposición del público, que puede ser usada por los visitantes para interactuar con la obra. Cuando la linterna se enciende en la proyección, aparecen insectos voladores que surgen de unas esferas y comienzan a perseguir la luz a medida que los participantes se mueven con la linterna alumbrando la pared. Si los ínter actores apagan la linterna automáticamente en la proyección empiezan a desarrollarse esferas que contienen larvas de los insectos que nacerán al volver a encender la linterna. 

Otro ejemplo es A-Volve (1994-1998), que es un entorno interactivo donde los visitantes pueden interactuar en tiempo real con criaturas artificiales que viven en una balsa de vidrio llena de agua. Las criaturas virtuales las crean los visitantes de la instalación pero también pueden evolucionar solas. El combate, la aptitud, el nivel de energía, la velocidad de movimiento, la reproducción y el tiempo de vida es lo que decide el destino de las criaturas en la balsa. Transmiten su código genético de generación en generación para crear un entorno en que se puedan desarrollar. Los visitantes, dibujando una forma o un perfil con el dedo en una pantalla digital "dan vida" a criaturas virtuales tridimensionales que "nacen" automáticamente y nadan por la balsa. Los algoritmos calculan la forma de las criaturas y su movimiento en el agua virtual. El movimiento y la conducta de la criatura virtual dependen de su forma, decidida por el dibujo del visitante en la pantalla digital. La conducta en el espacio es, por decirlo así, una expresión de la forma. La forma es una expresión de la adaptación al medio.

Todas estas creaciones son usos novedosos de los espacios virtuales, de las interfaces digitales y de los elementos multimodales, puesto que usan distintos modos de comunicación y producción interactiva. Sommerer y Mignonneau son reconocidos como innovadores en este tipo de instalaciones multimedia que implican entes orgánicos, y tienen otras obras en esta dirección, como veremos en la siguiente publicación.

Phototropy
A-Volve

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