domingo, 3 de diciembre de 2017

Otra definición de estética

El psicólogo e historiador alemán Rudolf Arnheim (1904-2007), vinculado con la famosa corriente de la Gestalt, es autor de varios textos sobre arte, lenguaje visual, arquitectura y estética. Es particularmente importante su libro Arte y percepción visualEn su meditación sobre el arte y su sentido, son especialmente relevantes las relaciones entre intuición e intelecto, entre el sistema sensorial y el conocimiento; y es, para él fundamental, el valor de la educación artística como forma de individuación y aprendizaje en los niveles primarios de la enseñanza.

Según sus ideas, se puede hablar de arte y entropía como la relación entre el orden y el desorden. Tiene en cuenta las teorías analíticas del arte basadas en las ciencias exactas (cibernética, matemática, física teórica y teoría de la información) para definir a su vez una idea de estética. Señala que es una forma unificadora de todos los aspectos de la vida cultural. Su postulado es la entropía informática, conectándose de esta manera con el segundo principio de la termodinámica y encuadrando una estadística de la realidad física. Arnheim, para teorizar las consideraciones de la información a las actividades estéticas, decide estudiar mejor los conceptos de orden y desorden entrópicos, y verificar sus consecuencias en la noción de estructura. La consecuencia obvia es que el arte escapa a cualquier intento de previsión y de regulación exacta.

De esta manera se tiene una definición de estética ligada a esa noción entrópica. Y esa entropía a su vez está ligada a sus significados. Dice Arnheim: "la historia del arte demuestra que el arte que ha tenido éxito nunca ha estado desprovisto de contenido significativo". Con frecuencia este contenido lo aportaba la religión o la filosofía de la época, y aun cuando los artistas no tuviesen mucha formación, como a menudo era el caso, solían pensar inteligentemente en lo que se podría llamar de forma amplia "las cosas de la vida". Esta seriedad en la reflexión puede verse perjudicada cuando el clima cultural está desprovisto de valores espirituales, como es nuestro caso actual; de aquí la abundancia de obras que dan fe de un gran talento y destreza visual pero también de una deplorable superficialidad mental.

Por eso él hace hincapié en la cuestión de la estética y el significado, porque señala la escena artística contemporánea sufre de la vacuidad de demasiadas de las obras que produce. Hay un uso excesivo de las formas por las formas, hay demasiada trivialidad en los temas, con poco significado o trascendencia. Todo un tema para reflexionar. 


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