En la última publicación puse doce imágenes de un mismo espacio arreglado y decorado según ciertos estilos estéticos elegidos del arte occidental, entre el siglo XV y el XXI. Se trata de un ambiente que pudiera decirse es estándar: una especie de salón de estar con ventanales y chimenea. Es decir, un lugar funcionalmente definido. Pues bien, un científico que analizó, justamente, el uso y estructuración de los espacios según su funcionamiento y cómo éstos influyen en las conductas, es Roger G. Barker (1903-1990), psicólogo social estadounidense que es reconocido por desarrollar el estudio de los entornos de comportamiento y la teoría de dotación de personal.
Barker acuñó el término "ideoescenas" en el campo de psicología ambiental, mismo que define unidades espaciales dentro de un entorno más grande, que tienen un significado y una función específicos para las personas que las utilizan. Para comprender esto, es importante saber su caracterización, que incluye los siguientes elementos:
- Patrones de comportamiento distintivos, es decir, las personas tienden a realizar actividades específicas en cada ideoescena. Por ejemplo, en una cocina, las personas suelen cocinar y comer, mientras que en una sala de estar, suelen relajarse y socializar.
- Mobiliario y equipamiento; las ideoescenas suelen estar equipadas con muebles y equipamiento específicos que son necesarios para las actividades que se realizan en ellas. Por ejemplo, una cocina suele tener una cocina, un refrigerador y fregadero, mientras que una sala de estar suele tener sofás, sillas y una mesa de centro.
- Percepción subjetiva. Las ideoescenas son percibidas subjetivamente por las personas que las utilizan. Lo que una persona considera una ideoescena puede no ser considerado como tal por otra persona.
Barker creía que las ideoescenas son importantes porque influyen en el comportamiento de las personas. Las personas son más propensas a participar en actividades que son consistentes con el significado y la función de una ideoescena. Por ejemplo, una persona es más propensa a cocinar en una cocina que en una sala de estar. Las ideoescenas abarcan desde una cocina hasta una oficina, pasando por una sala de estar, un dormitorio, un baño, un aula, una tienda, un parque, una plaza, una estación de metro y hasta una calle.
Esto, que pareciera obvio, resulta importante conocerlo por varias razones. Entender y saber armar una ideoescena influye en el comportamiento de sus usuarios. Las personas son más propensas a participar en actividades que son consistentes con el significado y la función de una ideoescena. Ellas promueven la interacción social, pues las ideoescenas pueden proporcionar un contexto para el intercambio y la comunicación. Por ejemplo, las personas pueden reunirse en una sala de estar para conversar o en un parque para jugar. También contribuyen a la sensación de bienestar; las ideoescenas pueden proporcionar un sentido de lugar y pertenencia. Cuando las personas se sienten cómodas en una ideoescena, es más probable que se sientan felices y relajadas.
Esta es la razón por la que de vez en cuando nos sentimos fuera de lugar realizando una acción determinada que requiere de ciertas condiciones. Muchas veces, éstas no son técnicas sino psicológicas. La investigación sobre las ideoescenas ha encontrado que son un concepto importante para comprender el comportamiento humano en entornos. Los estudios han demostrado que las ideoescenas pueden influir en una variedad de conductas, incluyendo la productividad, la creatividad y la agresión.
Es por esto que la noción de ideoescenas sigue siendo relevante en la actualidad. Los diseñadores y planificadores urbanos utilizan el concepto para crear entornos que sean más funcionales y agradables para las personas. Por ejemplo, los diseñadores de oficinas pueden crear ideoescenas que fomenten la colaboración y la creatividad, mientras que los planificadores urbanos pueden crear ideoescenas ("escenas ideales") que promuevan la actividad física y la interacción social.
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