Uno de los pensadores críticos más notables del mediados del siglo XX es el filósofo alemán Theodor Ludwig Wiesengrund Adorno (1903-1969), el que sea probablemente el máximo exponente del pensamiento marxista de la llamada Escuela de Frankfurt. Esta escuela de pensamiento, en la que trabajó con Max Horkheimer, se enmarcó en una corriente de izquierda analítica y racionalista, que durante los años 1960 replanteó muchos conceptos marxistas y formuló un análisis dialéctico de la realidad social de la post-guerra. Esta frase es significativa: "Lo que nos habíamos propuesto era nada menos que comprender por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde en un nuevo género de barbarie". Así expresa Adorno junto a Horkheimer el espíritu de su teoría, en la que cuestionan las posiciones filosóficas ontológicas del mundo occidental del siglo XX, en el libro "Dialéctica de la Ilustración", de 1947.
Entre los varios aspectos socioculturales que Adorno aborda, está el de la estética como expresión de la sociedad de consumo característica del capitalismo. Esto como consecuencia de dos planteamientos claves, que son la idea de "Industria Cultural" y "Sociedad de Masas", lo que trae como consecuencia una "Cultura de Masas". La propuesta intelectual de Adorno está basada en la toma de conciencia de la situación de las masas y la denuncia de la apariencia de libertad de la sociedad de consumo, esto es, del espejismo que produce la cultura cosificada, fomentada por la que describe como industria cultural, que promueve una cultura de masas. Estos productos culturales y el desarrollo tecnológico deshumanizado son los ingredientes que contribuyen a la desideologización de la sociedad. Las industrias culturales reducen la circulación del conocimiento a través de los espacios de ocio, que dan "demasiado poco y demasiado malo".
Es en este sentido que enfoca entonces sus planteamientos estétcios, basado en la idea de masificación y cosificación del arte, que al ser producto de producción y reproducción industrial pierde todo su valor intrínseco. Naturalmente estudia el valor y la trascendencia del arte históricamente, y cómo la relevancia de la obra artística cambia y se transforma con el tiempo, según las sociedades que lo realizan y las que lo consumen. Dice Adorno: "Lo que alguna vez fue verdad en una obra de arte y ha sido negado por el curso de la historia, puede abrirse de nuevo cuando cambien las circunstancias por las que aquella verdad tuvo que ser cancelada: tan profundamente están relacionadas verdad estética e historia." Su libro "Teoría Estética" de 1968 comienza con una frase muy conocida: "Ha llegado a ser evidente que nada referente al arte es evidente: ni en él mismo, ni en su relación con la totalidad, ni siquiera en su derecho a la existencia. El arte todo se ha hecho posible, se ha franqueado la puerta a la infinitud y la reflexión tiene que enfrentarse con ello." Sobre estas ideas hay mucho aún qué discutir, tan importante es su aporte al conocimiento de la estética contemporánea.
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