domingo, 15 de enero de 2012

La estética de Plotino

Plotino (205-270), filósofo griego neoplatónico autor de las Enéadas, nacido en Egipto y radicado en Alejandría, pero de orígenes griegos, fue uno de los pensadores más notables del imperio romano. Vivió también en Roma, y compartió ideas con Porfirio, su más destacado discípulo, quien es el que recapitula su obra en 54 libros, ordenados en seis grupos de nueve ("Enéada" viene de 9). Estos tratan sobre la existencia de tres "hipóstasis" o realidades primordiales: el Uno, el nous y el alma. En realidad, el principio básico es siempre el Uno, mientras que las otras dos hipóstasis y el resto de realidades son derivadas.

Dentro de esas Enéadas, Plotino dedica tres tratados al tema de lo estético: el  "Tratado de lo bello", el "Tratado de la belleza inteligible" y el "Tratado de la multiplicidad de las ideas y del bien". Como vemos, la temática es el bien y la belleza, que son los conceptos que se asociaban a lo que hoy llamamos estética.

La primera de las Enéadas es justamente el "Tratado de lo bello", donde Plotinio, quien sigue las ideas de Platón, destaca que lo bello se percibe por la vista y el oído, en la combinación de palabras, sonidos e imágenes; y que la melodía y el ritmo, bien sea en la arquitectura, en la música, en la poesia, son las que hacen a estas manifestaciones hermosas. Y lo bello proviene de que las sensaciones ante estas obras se elevan a un dominio superior. Incluso existe una jerarquía de lo bello, lo que es bello en sí, y lo suprasensible. Y lo bello se separa de lo bueno.

El segundo tratado, el de "La belleza inteligible", reflexiona sobrela "naturaleza profunda" de la belleza en los objetos del mundo. La inteligibilidad o forma de ser entendido, la transparencia del arquetipo, la realización luminosa del paradigma. La belleza no es otra cosa que la perfección de la esencia, el modelo en tanto que modelo. Y de esta forma la belleza se recobra en nuestro interior, por la intuición del modelo al que se refiere.

Finalmente está el "Tratado de la multiplicidad de las ideas y del bien", en el que Plotino señala que también hay belleza más allá de las ideas, y que esa tiene que ver con con lo que no puede captarse por su forma, figura o construcción. Tal es el caso del amor o del bien, lo cual permite que aquellas cosas informes también puedan ser bellas. Esto contradice un poco los postulados platónicos, sobre todo porque Plotino no se detiene en las bellezas concretas de la naturaleza.

Vemos, no obstante, que todas estas concepciones están ligadas a ideas que hoy nos pueden parecer subjetivas e incluso cuestionables, como las de bondad, moral y  belleza paradigmática. Bajo la forma externa hay una forma interna, bajo la simetría está la idea. La armonía es la que refleja la belleza metafísica, que finalmente es el reflejo de la naturaleza como obra de Dios.


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