martes, 17 de enero de 2012

Las 12 pinturas (1): El nacimiento de Venus

El florentino Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi (1445-1510) mejor conocido como Sandro Botticelli, es el primer artista y pintor totalmente encuadrado en lo que después se llamó el Renacimiento italiano. En él se resumen los cien años anteriores de evolución pictórica (no solo en Italia sino en la Europa occidental), que vio cómo la representación visual pasaba de temas religiosos y moralistas, presentados con una estética rígida, estática y funcional, a una nueva temática y una nueva forma de reconstrucción y de comprensión de la realidad.

Botticelli recibió una educación centrada en las artes y los oficios, y ya muy joven demostró sus capacidades y talentos. Compartió con Leonardo Da Vinci su aprendizaje en el taller de Andrea del Verrocchio, y a los 25 años había logrado montar su propio taller, donde comenzó a desarrollar su estilo individual, que sería un resumen de todo lo que se había logrado en el gótico tardío y al principio del humanismo italiano.  Entre 1481 y 1482 pinta su famosa "Primavera", que causaría sensación entre sus coetáneos, y poco después comienza la que va a ser su obra más famosa: "El nacimiento de Venus".

Terminada en 1484, "La Nascita di Venere" es un cuadro ejecutado con la técnica del temple sobre lienzo y mide 278,5 cms. de largo por 172,5 cms. de alto. Se puede contemplar hoy en la Galería de los Uffizi, en la Florencia natal de Botticelli. Está basada en un episodio de la mitología greco-romana, que cuenta como la diosa Venus (Afrodita en griego) llega a la costa impulsada por vientos alados, después de haber nacido de los genitales del dios Uranus (Urano), que fueron cortados por su hijo Saturno (Cronos). Es la diosa del amor, y lo notable de esta pintura es que el autor retoma abiertamente un tema que había sido prácticamente olvidado en los mil años anteriores.

Aquí Botticelli representa a la diosa desnuda, que va a ser cubierta por el manto que le proporciona La Primavera, lo cual era casi un desafío a la tradición cristiana medieval. Pero no es sólo el tema (que ya de por sí es una innovación tanto en el contenido como en el enfoque) el que hace trascendente a este cuadro, sino la manera cómo está hecho.

En primer término, la composción responde a los cánones que se estaban implementando en el Renacimiento: simetría, equilibrio, orden... pero a la vez hay cierta yuxtaposción de los cuerpos, con una distribución no pareada de las figuras, y con el desnudo de la diosa como punto focal. El uso de los colores, con sus múltiples tonlidades, es también una innovación, y la búsqueda expresiva mediante líneas y sombras hace que veamos la escena con un realismo vívido, que se complementa con los detalles tan bien logrados en toda la pintura. Los árboles, el mar, las flores, las ropas y sobre todo los cuerpos están extraordinaramente conseguidos. 

Eta combinación de técnica, de composición, de dinamismo y de temática es la que hace a esta pintura tan notable. De hecho, esa imagen de Venus sobre una concha marina ha trascendido épocas y culturas, y sigue estando en el imaginario colectivo de hoy en día. Ese rostro entre inocente y seductor de la diosa del amor, se ha convertido en un paradigma que continúa teniendo vigencia, más de 500 años después.


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