En la comunicación se incluye la argumentación como parte del proceso, y según este punto de vista, se concibe como un método poderoso de influencia. Implica no sólo el manejo de los signos, sino de los componentes de sintaxis y de inflexión. Es claro que el discurso tiene un alto poder, pero también las condiciones del emisor y el receptor son claves para la efectividad del proceso. La audiencia mantiene una relación emocional con el contenido y con el hablante, de forma que el juicio está influenciado por los componentes subjetivos de los participantes, a pesar de que el modelo está representado sistemáticamente:
emisor---mensaje---medio---receptor---respuesta
El famoso "Paradigma de Lasswell" expuesto por Harold Laswell a mediados del S. XX decía: "Quien dice qué por qué canal, a quién y con qué efectos". Indudablemente está presente ese modelo de tradición retórica.
Pero finalmente, las palabras no son acciones, la apariencia no es la realidad aunque la sustituya, y lo importante no es el estilo sino lo que subyace. Las palabras, en cambio, son poder...
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