viernes, 6 de noviembre de 2015

Interfaz visual y código gestual

La forma cómo percibimos y codificamos aquellos que vemos y oímos tiene que ver no sólo con nuestra experiencia y lo que hemos aprendido, sino también con aquello que nos es propio como seres humanos. La gestualidad es uno de eso elementos, cuya codificación está correspondida con simbologías universales y también particulares. En este sentido podemos tener un grupo de gestos y de identificaciones que expliquen el mensaje que la imagen en su interfaz quiere expresar.

Así tenemos el realismo mostrado por al pose de un personaje, bien sea en su rostro o en su figura, con la mirada dirigida al lector espectador. Esto puede generar una situación de autoridad o superioridad que  acentúa el mensaje. También puede haber una pose de semi-perfil (tres cuartos también se le dice) que no enfrente al perceptor sino que trate de convencer psicológicamente. El rostro sugiere y el cuerpo sugestiona. Otro código gestual es del del perfil franco, que es uno de las más tradicionales en la historia de la representación gráfica, que que de alguna manera hace que el espectador sea protagonista exterior, sin diálogo con el personaje (no hay cruce de miradas, no hay volumen corporal) sino con el interior propio de la misma escena. Estas combinaciones pueden producir variantes que según el código que se comprenda puede transmitir múltiples mensajes. Se aplica no sólo a la cara sino también a las manos, al cuerpo y las combinaciones de todo el físico personal.

El nivel de estos contenidos entra en el campo de la meta-comunicación, como también  lo hacen los otros códigos denotados o connotados en el mensaje visual, como veremos en las siguientes publicaciones. Es aquí donde entra el nuevo concepto de interfaz que incluye no sólo la interacción máquina-hombre, sino también los espacios de comunicación multimodal.  


   

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