sábado, 7 de junio de 2014

De una pintura hasta otra (y 7)

Los movimientos pictóricos y culturales que seguirán, están todos fuertemente marcados por los descubrimientos y derroteros de ese período: Manierismo, Barroco, Rococó, Neoclacisismo, Impresionismo y Art Nouveau. Esto ocurre entre 1500 y 1900. Pero ya a finales del siglo XIX un invento transformará la representación imagramática: la fotografía. Con ella se cierra un largo ciclo de dependencia subjetiva en la habilidad manual para pasar a una forma de subjetividad objetiva, en la que la manipulación no está en la interpretación de la realidad sino en su selección. O sea que la fotografía permite, como ya se dijo con anterioridad, captar un momento determinado con una fidelidad casi absoluta, pero fraccionada y limitada.


Es así que, como reacción, surge el interés por la pictografía cromática pura (los cuadros impresionistas) y posteriormente, con los fauvistas y cubistas, nace la búsqueda de una representación que vaya más allá de lo visible. Los imagramas ahora no son solamente construidos, sino que pueden ser el resultado de la "captura" por la cámara, por lo que se hace necesaria una interpretación más profunda de la realidad.

Se diferencian así dos tipos de imagramas: aquellos que representan la realidad lo más fiel que pueden, mostrando partes de ella en momentos determinados, y los que tratan de expresar un trasfondo más allá de lo visible, bien sea exponiendo sentimientos (expresionismo), mostrando estructuras (cubismo), sintetizando el subconsciente (surrealismo), presentando el movimiento (futurismo), o superando la percepción natural (abstraccionismo). Todo ello sucede en las primeras décadas del siglo XX, que verá otro hecho crucial para la evolución de la imagen: la aparición y desarrollo del cinematógrafo.




Se suceden entonces los "ismos" del movimiento moderno, y la tecnología eléctrica influye en la representación imagramática: la foto en colores, el cine y la televisión, serán el pivote que disparará una invasión de imágenes, hasta producir el acontecimiento casi "ecológico" (como acuñaría James Gibson en su libro de 1979 The ecological approach to visual perception), que vivimos el día de hoy.



Ello genera un nuevo tipo de pictografía (Op Art, Pop Art, Hiperrealismo, Land Art, Nabismo -o estilo "Naïf"-, Body Art, Conceptualismo y muchos otros), que ocupará un lugar nuevo dentro de este siglo de las imágenes. En otras latitudes se va produciendo una asimilación de las expresiones europeas, ya sea por dominación, conquista y explotación, o por influencias territoriales e intelectuales. El mundo se hace unitario, globalizado, interdependiente e interrelacionado. Y así se cerrará el siglo XX. Es el escenario que conforma este siglo XXI en su primera década y media.



Este breve, somero y esquemático resumen hecho en estas publicaciones destaca algunas etapas (casi siempre desde el punto de vista "occidental") de la evolución de los imagramas hasta este siglo. Es el paso de una pintura hasta otra. De las pinturas rupestres hasta las pinturas suprematistas. En 30.000 años sucedieron variadísimas transformaciones. En los últimos 100 los cambios fueron más radicales. La civilización digital comienza a finales del 1990, como culminación de la "Era de las imágenes", o mejor, lo que deberemos ahora llamar la "Edad de los imagramas".

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