miércoles, 18 de junio de 2014

De la emulsión al píxel (3)

Ver es ahora ver más. Las masas tienen acceso a una percepción múltiple, en la que los acontecimientos oculares son imprevisibles. Como ejemplo podemos nombrar los trucos cinematográficos obtenidos mediante el uso de computadoras desde finales del siglo pasado, y súper expandidos en este siglo XXI, y que permiten a los actores trabajar con personajes fallecidos (Tom Hanks le da la mano a tres presidentes norteamericanos ya muertos en "Forrest Gump", de 1994), hacen que dibujos animados -Bugs Bunny y compañía- jueguen baloncesto con Michael Jordan ("Space Jam", 1996), logran que un robot de "metal líquido" se disuelva en múltiples formas ("Terminator II", 1993) y consiguen que un vaquero y un astronauta juguetes cobren vida gráficamente en más de una hora de animación por computador ("Toy Story", de los Estudios Disney-Pixar en 1995 y sus secuelas). Todo esto nada más a finales del siglo pasado.

El salto gigante ha sucedido en los últimos 15 años. Han proliferado decenas de películas de animación digital, y no solo de origen "hollywoodense" sino de todas partes del mundo. Aquí en este blog he nombrado y descrito muchas de ellas (no solo "Toy Story" sino también “Up” de 2009, toda la “saga” de Shrek, de “La era del Hielo”, de “Madagascar”, “Los Increíbles”, y en especial “Final Fantasy” -también tiene varias secuelas- y algunas muy particulares como Beowulf, 2007). También el cine ha logrado cosas en 3D con artificios como lentes especiales, y películas muy particulares, como el caso de “Avatar” de James Cameron, del año 2009. Ésta en particular sienta un precedente en la estética del mundo digital que ha impactado de gran manera la estética contemporánea.

Lo vemos en la televisión, en las pantallas de los ordenadores, el las tabletas digitales, en los celulares, la imagen y el video como reseñaré más adelante. Todo un universo de realidad imaginaria, resultado de la tecnología informacional que nos rodea.




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