lunes, 2 de junio de 2014

De una pintura hasta otra (2)

La diversidad imagramática lleva en algún momento de la historia a la aparición del texto. Es probable que el surgimiento de los lenguajes escritos haya estado impulsado por alguna casta o grupo social ligado con la religión (sacerdotes), tanto en Egipto como en Sumeria y Babilonia, por lo que son esos personajes quienes "controlan" los códigos y sus equivalencias (aunque no fuesen siempre ellos quienes realizaran las pinturas, frisos, tablillas o estelas). Y mantienen, en principio, una relación conceptual entre el dibujo y el contenido representado. Dice Gordon Childe: "Por consiguiente, esta clase de escritura se llama pictográfica. El significado de los signos queda indicado con sólo mirarlos. Sin embargo, ya son convencionales en cierta medida". De esta forma se establece, casi inconscientemente, la relación intelectual entre imagramas y realidades.



Serán los griegos quienes lleven su simbolización hasta las más altas cotas, pues transforman la realidad sublimándola según cánones cada vez más abstractos y geométricos. "La conciencia humana" -observa Herbert Read- "había alcanzado una nueva dimensión, un descubrimiento de la armonía perfecta del Ser y la Idea". El hombre no perdió nunca totalmente esa conciencia: pasó a la poesía y a la filosofía griegas, que servirán como plataforma de sustento a otras expresiones y disciplinas que serían luego paradigmáticas en ulteriores civilizaciones. 




La capacidad griega de analizar la realidad a través de ideas (que está conectada con su capacidad para sintetizar en imágenes el mundo percibible), produce una doble interpretación de la vida: la sensorial y la intelectual. Esto, que ya está prefigurado en la mente humana desde que es capaz de representarse a sí mismo (como en las pinturas rupestres), define para siempre las relaciones del hombre con su entorno físico y consigo mismo. Pero también va a suceder otro hecho importante: hay una profundización en el análisis de las estructuras inherentes a la forma, más allá de la necesidad expresiva. 




Citando de nuevo a Read: "Pero cuando los primeros filósofos griegos, particularmente los pitagóricos, empezaron a meditar sobre las formas y proporciones armónicas, consideraron estas cualidades como entidades de origen divino, como cualidades divinas para las cuales debían inventarse signos y símbolos. Estos filósofos dieron definición verbal a los elementos, tales como la línea, el ángulo, el círculo, que habían sido descubiertos empíricamente por el artista". Una vez iniciado el camino, las culturas que tomaron a la antigua Grecia como origen de su pensamiento continuaron por ese derrotero que aún hoy nos es tan familiar, con una influencia grande, como veremos más adelante.


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