sábado, 16 de abril de 2011

Desocultamiento

El folósofo alemán Martin Heidegger (1899-1976) es una de la figuras más notables del pensamiento del Siglo XX. Influyó en toda la filosofía del existencialismo, y fue uno de los primeros pensadores en propugnar la "destrucción de la metafísica" y "quebrar las estructuras del pensamiento erigidas por la ésta". Planteó que "el problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje", con lo que hizo un aporte decisivo al denominado giro lingüístico, problema que ha revolucionado la filosofía actual.


Naturalmente, ese pensamiento ha tenido influencia sobre todo en en el área de la semiología, pues sus formulaciones tienen que ver con  los sistemas de signos (entre otras cosas), y con las maneras de comprender la realidad. Uno de los temas que Heidegger aborda, aunque no muy extensamente, es el de lo que significa la obra de arte. En ese sentido, su libro más importante es "Arte y Poesía", y allí tiene un capítulo que se llama "El origen de la obra de arte", donde expone sus ideas de arte, belleza y estética.


Allí Heidegger analiza los diversos conceptos utilizados en las teorías estéticas tradicionales, para extraer de ellas una guía que permita avanzar en la búsqueda de la esencia de la obra de arte, y en relación con su realidad y sobre todo con la idea de verdad. Critica la noción de verdad como adecuación a la realidad exterior y la contrapone a la aletheia, que significa el "desocultamiento" de lo que es, para mostrar su verdadera esencia. Esta idea del desocultamiento de la obra de arte, es el centro de su propuesta estética.


Ese desocultamiento consiste en una reinterpretación del ser en la obra, relacionada con su verdad. Este tema de la verdad, el ser, el ente y el devenir es clave en su pensamiento. Por supuesto ese desocultamiento implica un ocultamiento previo, que es lo que la obra de arte tiene en sí, y al analizarla podemos interpretarla, podemos ver la verdad que nos transmite, siendo la verdad la idea originaria que esa obra contiene. Y aquí surge entonces la contraposición objetividad-subjetividad, que hace del artista un ente que transforma la verdad (sea con la pintura, música, escultura, la literatura) y deja que su obra tome un camino propio, para la develación del espectador. Por eso, la obra artística es una sensiblización de lo insensible, para que presente como ente aquello que está en su esencia.


Dice finalmente Heidegger: "El origen de la obra de arte, es también el origen de los creadores y cuidadores; el Dasein (la vida) histórico de un pueblo, es el arte”.

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