Conocemos la hipótesis que intenta probar que cualquiera en La Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta, a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios (conectando a ambas personas con sólo seis enlaces): los seis grados de separación. La teoría fue inicialmente propuesta hacia 1930 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en un cuento llamado Chains. De alguna manera refleja aquel viejo dicho de "el mundo es un pañuelo".
Lo que señala la teoría es que se pueden establecer conexiones entre personas desconocidas a través de conocidas intermedias, según una progresión matemática que termina abarcando todo el globo, bastando seis enlaces para lograrlo. Esta propuesta fue hecha de manera intuitiva por el autor, y durante décadas (entre 1950 y 2000) se buscaron comprobaciones algebraicas. Investigadores de IBM, del MIT y de otras instituciones experimentaron enviando un mensaje de una persona a otra desconocida para ver cuántas hacían falta para "dar la vuelta" y que le llegara a alguien ligada a la inicial, pero ninguna de esas pruebas resultó metodológicamente convincente. El planteamiento era: dado un grupo de N personas, ¿cuál es la probabilidad de que cada miembro de N esté conectado a otro miembro a través de 1, 2,3 ... N enlaces? Hasta un famoso sociólogo, el doctor Stanley Milgram, de Massachussets desarrolló un experimento en el que involucró a miles de personas elegidas al azar, y al final logró que en algunos casos los enlaces se mantuvieran entre 5 y 7 personas, pero el método no dejaba una solución completas o satisfactoria.
Todo ello varió con la aparición de las llamadas "redes sociales" en la Web. Internet ha cambiado la velocidad y la capacidad de conexión de todos los seres humanos. En el 2001, la Universidad de Columbia reformuló el experimento de Milgram, usando Internet, y tras pruebas numerosas (casi 50.000 personas enviando un "paquete" a destinatarios de 157 países) se encontró que el número de pasos promedio necesario para que éste llegara era... seis. Por lo tanto, la idea de que en sólo seis conexiones podemos llegar a cualquier persona, parece ser bastante cierta, sobre todo bajo el uso de las comunicaciones contemporáneas.
La aplicación de los seis grados de separación es ahora un tema aplicado a cuestiones computacionales, comunicación, circuitos y otros hechos políticos y económicos. Las redes sociales, la Web, la internet, los teléfonos inteligentes, han multiplicado el potencial de conexión de los seres humanos, por lo que ahora, sin duda, estamos más interconectados que nunca. Lo cual no implica que estemos mejor relacionados (desde el punto de vista personal) o que hayamos roto barreras ideológicas, raciales, políticas, discriminatorias o económicas. La tecnología no hace humanidad. Lamentablemente.
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