En su libro de 2006, Teoría de la comunicación audiovisual, el profesor español, Alfonso Puyal, describe los elementos que identifican la forma de comunicación audiovisual, y establece las condiciones que han hecho de esta interacción mediática un sistema expresivo que se ha equiparado (y en algunos casos superado) con la tradición oral y escrita de las sociedades humanas.
Puyal define le comunicación audiovisual como aquella expresión en la que intervienen tres factores: la obra (película, programa, pieza), el autor (artista, director, escritor) y destinatario (público, audiencia, lector), y que establecen un relación ente ellos a través de dos formas mediáticas: el soporte visual y el soporte auditivo. Ambos modos sensoriales se conjuntan en una interfaz simultánea que tiene su lenguaje y sus fundamentos tecnológicos.
Para entender cómo funciona la comunicación audiovisual, Puyal estudia la imagen como soporte de la realidad, revisando todas sus manifestaciones (pintura, fotografía, cine, televisión, digigrafía) y sus significados y estructuras; y estudia el sonido también en sus construcciones técnicas (fonografía, radiofonía, acusmática). Ambas tecnologías se conjuntan en una "audiovisón", que es el tipo de percepción propio del cine, la radio y la televisión, en el que la imagen es el núcleo de la atención pero el sonido es también fuente de información, conformado ambos el hecho comunicativo.
Esta combinación de imagen visual y sonora configura una cultura audiovisual, potenciada hoy en día por todos los factores tecnológicos que aportan elementos comunicacionales y simbólicos a nuestras actuales sociedades: hipertexto, hipermedia, ciberespacio. Para el profesor Puyal, esta combinación genera a su vez una hipercultura audiovisual que, con sus signos, códigos y símbolos, configura una nueva encarnación del conocimiento humano.
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