El tema de la moralidad está siempre presente en toda manifestación cultural humana. En estos tiempos del siglo XXI, sigue discutiéndose la validez de una obra que no esté relacionada con ciertos aspectos morales. En este sentido hay dos posiciones filosóficas: una que dice que el arte es independiente de la moral, puesto que ésta es relativa, cultural y subjetiva, y el arte también lo es, por lo que no necesariamente debe haber coincidencia entre las diversas posiciones. el arte es una expresión individual o colectiva, pero no de una parcialidad moral, sino estética. Por otro lado, está la propuesta ideológica que señala que el arte debe ser el reflejo de condiciones sociales, políticas y sobre todo morales, que refleje las verdades, que eduque y que cumpla un rol de bien en la conciencia común.
En este sentido, es un tema similar al del arte y la verdad. En principio, el juicio estético no es un juicio moral. Y el valor de una obra de arte en cuanto a objeto estético no debería tener nada que ver con su valor de edificar o educar a los públicos, o mejorar su carácter moral. Juzgar un hecho artístico puede estar alejado de valoraciones sobre bondad o verdad. Sin embargo, como en esos casos, también puede haber una relación válida, importante e incluso obligatoria entre arte y moral. A lo largo de la historia se han dado varias posturas filosóficas diferenciables sobre este tema, que veremos en las próximas publicaciones.
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