Martin Heidegger (1889-1976), reconocido filósofo y profesor alemán, polémico e innovador, abordó el tema de la comunicación como parte de sus planteamientos generales sobre el ser y la sociedad que le incluye. En uno de sus más importantes libros, Ser y Tiempo, de 1927, una de las cosas que argumenta, para sustentar sus ideas de "ser abierto" (el hombre es el ente abierto al ser, pues sólo a él «le va» su propio ser, es decir, mantiene una explícita relación de co-pertenencia con él mismo), apela al hecho comunicacional.
Para Heidegger la comunicación no tiene que ver con el transporte de opiniones o vivencias de un ser a otro, sino con la forma como se establecen relaciones de articulación interpretativa entre las personas. No es simplemente transmitir información sino escuchar y entender la "alteridad" de los otros. La comunicación tiene que ver, entonces, con la construcción de relaciones. Partiendo de que él pensaba que la vida debía ser entendida desde sí misma, y que el vivir había de ser experimentado como un acontecimiento que ni está fijado ni es objetivable, la comunicación humana nos "arroja" al mundo junto con las demás personas. El ser humano es lingüístico y social. Desde esa postura, el concepto moderno de "yo" no podía ser, como señalaban muchos filósofos de la primera modernidad, algo absoluto, sino esencialmente histórico. Por esto, comunicarse es un hecho que va más allá de la interconexión. El tema de la precisión en la información no es relevante, sino la autenticidad como se construyen las relaciones.
La charla de la multitud y la omnipresencia mediática, amenazan con ahogar la voz individual, la voz de la conciencia, por lo que se pone en peligro la consolidación del ser. Así, el concepto de comunicación de Heidegger resulta ser, ni semántico, ni pragmático. La comunicación contribuye con la estructura de "ser-en-el-mundo" que él propugna, y quiere significar que no hay un "yo" separado del mundo, que ya no rige la disociación cartesiana entre mente y materia, sino la dualidad sujeto-objeto característica del modernismo; y que el hombre es primordialmente un "ser-con-otros", que vive y es vivido por los otros. Y la comunicación conforma una parte de esa relación.
Las posiciones de Heidegger son bastante complejas, sin duda, y esta aproximación a su idea del "ser-ahí" (el "yo"no es pura conciencia, ni algo dado en el presente; es, por el contrario, un acontecer que se va desplegando entre el nacimiento y la muerte), se refleja en este punto, donde la comunicación es la revelación del ser a sí mismo a través de los lenguajes. Finalmente, donde más se refleja esto es en el campo político, aspecto al que el filósofo alemán dedica también gran parte de su obra.
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