Esta es, sin duda, una de las más famosas estatuas de todos los tiempos, de uno de los más famosos artistas de todos los tiempos. Es el “David” de Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564). Esta es una pieza mármol blanco, de 5,17 Mts. de altura, realizada por Michelangelo entre 1501 y 1504 por encargo de los administradores de la Opera del Duomo de la Catedral de Santa María de las Flores de Florencia. El tema representa al bíblico Rey David de joven, en el momento previo a enfrentarse con el gigante Goliat, y fue acogida como un símbolo de la República de Florencia victoriosa frente a sus enemigos y la amenaza de los estados adyacentes, especialmente los Estados Pontificios.
El David es reconocido como una de las obras maestras del Renacimiento italiano y uno de los más grandes logros plásticos de todos los tiempos. Actualmente se encuentra expuesta en la Galería de la Academia de Florencia, aunque hasta finales del siglo XIX estuvo ubicada en la Plaza de la Señoría de la capital toscana, para donde estuvo concebida su ubicación; desde 1910 en su lugar se erige una copia de la obra a tamaño real realizada también en mármol.
El bloque de mármol que se le asignó a Miguel Ángel cuando este tenía 26 años de edad había sido dañado por otros escultores, y él aceptó el reto de sacar de éste la figura del Rey David, que debía formar parte de un gran espacio escultórico en Florencia. En esa época la familia Médici, que había gobernado el ciudad durante décadas estaba en muy mala posición política, por lo que había muchos intereses encontrados en la república, y eso se traslucía también en la posición de muchos artistas, que también estaban enfrentados.
Miguel Ángel superó estas contras, y logró imponer su criterio. Durante más de dos años estuvo trabajando con gran cuidado en su bella piedra de mármol, logrando sacar de sus entrañas lesionadas esa figura formidable, cargada de tensión, fuerza y dinamismo. De hecho, la forma compositiva viene dada, de alguna manera, por la misma pieza de mármol. Cuando fue llevada a su emplazamiento, en la Piazza della Signoria, fue apedreada por partidarios de los Médici. Y durante los casi 400 años que estuvo a la intemperie también sufrió ciertos daños, incluso la fractura de uno de sus brazos. En 2004 se concluyó una restauración que recuperó mucho de sus detalles.
Hay algunas curiosidades en su elaboración. Las proporciones no son las que debería tener un cuerpo humano “estándar”. La cabeza es un poco más grande, así como las manos. Incluso el largo del torso es un poco mayor que el que debería tener según los patrones clásicos. Esto es así porque Michelangelo sabía que su estatua iba a ser vista desde abajo, y con estas “desproporciones” compensa la perspectiva y hace que el todo final visto desde un punto inferior, se vea totalmente armónico. Existe una incoherencia: David aparentemente no está circuncidado a pesar de ser judío, lo que contradiría la ley judaica. Esta aparente incoherencia ha sido justificada por algunos críticos e historiadores por la visión que tenía el arte renacentista del ser humano, menos ligado a la religión y más a los valores de la belleza occidental. Otra cosa es que rompe con las imágenes tradicionales del famoso rey hebreo, y es una muestra de los ideales estéticos de su momento y lugar histórico: la Italia del siglo XVI. Por todo esto su trascendencia ha sido tal que supera la mayoría de las esculturas hechas antes o después, incluyendo las famosas “Piedad” y “Moisés” del mismo genio florentino.
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