En esta secuela Blu y Perla, las guacamayas azules, ya son pareja y padres de 3 hijos. La familia vive feliz en las afueras de la ciudad de Río de Janeiro. Blu sigue siendo un ave de ciudad y sus tres hijos -Carla, Biá y Tiago-, al igual que su padre, se han acostumbrado a la vida humana, pero Perla no está de acuerdo con esto, y cuando se entera de que podría haber más guacamayos azules en el Amazonas, le insiste a Blu ir allá para que los niños aprendan a vivir como verdaderas aves, a lo que Blu acepta a regañadientes. Una vez en la selva, Perla se reencuentra con su familia perdida, incluyendo a su padre y toda una enorme bandada de aves azules que se han ocultado para protegerse. Mientras Blu intenta acostumbrarse a la selva, resistiéndose a dejar de lado sus comodidades humanas, trata de establecer una buena relación con su suegro, en tanto éste no lo mira con buenos ojos por estar tan conectado con los humanos.
Por su parte los dueños de las aves, Linda y Tulio, los naturalistas que los juntaron en la primera película, también van a Amazonas a reinsertar en su hábitat un ave rescatada, y en ese predicamento se topan con un malvado empresario y sus empleados que van a talar despiadadamente toda una enrome parte de la selva amazónica. Aquí entonces suceden una serie de sinsabores, que se van a superponer a los de las guacamayas azules y sus amigos de la ciudad que han ido con ellos, Rafael el tucán, Nico el canario y Pedro el cardenal de cresta roja. Además de los humanos malvados, de la ciudad vienen también Nigel la cacatúa cruel de la primera parte, que ahora está casi sin plumas, junto con Gaby, una rana roja y Charlie un oso hormiguero bailarín.
Finalmente y luego de muchas dificultades que incluyen una batalla futbolística con la población de guacamayas rojas vecinas y una lucha contra las máquinas de los hombres, todos los "buenos" vencerán y lograrán salvar esa parte de la selva amazónica de la depredación humana y establecerán un nuevo vínculo con la naturaleza. Tal vez este sea el mensaje más destacado de la película; además de la amistad y la reconciliación, en un ambiente brasileño que es siempre alegre y atractivo.
Como en otras ocasiones al hacer comentarios respecto a este tipo de películas, hay que destacar el trabajo gráfico, visual, de animación, musicalización y realización, que es excelente, todo un producto bien pensado y empacado al estilo Hollywood. Esto puede ser criticable, pero sin duda en este caso el resultado da gusto. Colores, sonidos, movimientos y porqué no, una trama con inteligencia y atractivo, hacen de Río 2 un placer de entretenimiento sensorial.
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