En la publicación de ayer cité a la filósofa y escritora estadounidense de origen ruso, Ayn Rand (1905-1982), quien es reconocida por sus libros, entre ellos las novelas El manantial (1943) y La rebelión de Atlas (1957), y por ser impulsora un sistema filosófico conocido como "objetivismo". Este objetivismo es interesante porque presenta originales propuestas en metafísica, epistemología, ética, política y estética. Sin embargo, nunca tuvo mucha repercusión y muchos filósofos le restan valor conceptual. Justo por eso, Rand cuestionó a muchos de sus críticos, quienes calificaron al objetivismo de "ferozmente antiacadémico", debido a sus planteamientos poco ortodoxos.
En principio, ella sostiene que existe una realidad independiente de la mente del ser humano, y que éste está en contacto con dicha realidad a través de la percepción de los sentidos y que adquiere conocimiento procesando los datos de dicha percepción por medio de la razón. Definió el objetivismo como una filosofía para vivir en La Tierra: "Mi filosofía es, en esencia, el concepto del hombre como un ser heroico, con su propia felicidad como propósito moral de su vida, con el logro productivo como su actividad más noble y con la razón como su único absoluto". En efecto es una filosofía que abarca distintas ramas del conocimiento. Tal vez se puede resumir el objetivismo en estos postulados:
1. Metafísica: realidad objetiva.
2. Epistemología: razón.
3. Ética: interés propio.
4. Política: capitalismo.
Por otro lado, las teorías estéticas objetivistas se vierten en una escuela artística llamada realismo romántico, que tiende a plasmar seres humanos en situaciones de alegría y triunfo. Rand sostiene que el arte es al espíritu del hombre lo que la tecnología es a su vida material, y, por consiguiente, el arte debe mostrar al hombre como podría y debería ser.
Una cosa curiosa es que para el objetivismo, el orgullo sensato es una virtud. Si cada persona se esfuerza en llevar una vida racional y productiva, se gana el derecho de sentirse orgullosa de los valores morales y materiales que se obtengan. Por el contrario, la excesiva humildad es un vicio. Una baja autoestima es demostración de no aceptar la realidad (uno es como es), y dado que el objetivismo implica la valoración de lo real, el ser sumiso, humilde o hasta pesimista, es negativo.
Otro hecho que Rand critica es el apego hacia esos valores falsamente humanitarios. Dice, por ejemplo, que uno no debe sacrificarse nunca, bajo ninguna circunstancia. Los actos encomiables a los que se denomina "sacrificios" no son tales, porque sus consecuencias son peores. Ella también está en contra de lo que llama derechos positivos, derecho al trabajo, a la vivienda, a la atención sanitaria, son lógicamente contradictorios en su sola enunciación; es un derecho que afecta los derechos de los demás, al exigir compensaciones que terminan siendo discriminatorias. De esta forma los que son válidos son los derechos negativos, esto es, por ejemplo, el derecho a sufrir interferencias en la propia vida, mientras uno no interfiera en los derechos de los demás.
El objetivismo deriva su nombre del concepto del conocimiento de los valores como objetivos (metas, no objetos), en vez aceptarlos como de intrínsecos o subjetivos. De acuerdo con Ayn Rand, ni los conceptos ni los valores son intrínsecos a la realidad externa, pero tampoco son meramente subjetivos. Como se puede ver, son planteamientos ciertamente extensos y variados, que apenas he bosquejado aquí, pero que vale la penar revisar, a pesar de las críticas que se les puedan hacer.