En el libro Teoría de los actos (1983), de Abraham Moles y Elisabeth Rohmer, se aborda el estudio de los actos, la noción de acción y los "actomas" como unidades estructurales de interacción. Un tema que se revisa es el del arte y sus acontecimientos como actos, y se afirma, de partida, lo siguiente:
"La obre de arte desaparece poco a poco de nuestro medio ambiente. Corrompida por las innumerables copias, se esconde en los libros de arte de nuestras bibliotecas, en nuestras iconotecas y en nuestros archivos; se ausenta del campo inmediato de la conciencia, para llegar a ser una referencia y una reverencia al buen gusto. Por eso da lugar a otras formas de actividad artística. Ya que cada vez más, en la terna grisácea de la sociedad administrada, donde la seguridad social y la seguridad a secas aportan la homeostasis y la estabilidad de las condiciones del medio ambiente, no pasa nada en el mundo próximo. Más exactamente "lo que pasa" es tan previsible, tan conocido, tan rutinario, que se desintegra en el polvo lo que en otra ocasión fuera un acontecimiento, trascendencia y contemplación, cuando este acontecimiento era artístico".
Esta reflexión sobre los actos y el arte son aplicables a nuestra realidad, en la que la inmediatez y la masificación desvirtúan el acontecimiento artístico.
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